10 de Junio, 2022

Avances y desafíos: Inédito balance analiza cifras y evolución de la migración en Chile en los últimos cuatro años

A partir de un trabajo de investigación que incluyó la revisión acabada de cifras y su cruce con la experiencia directa de trabajo en terreno en la frontera y zona del Norte Grande, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) lanzó este jueves 9 de junio el Informe Migración en Chile.  Lecciones y desafíos para los próximos años: Balance de la Movilidad Humana en Chile 2018 – 2022.

Este tercer informe de la línea de Anuarios Migración en Chile abordó tanto los avances ocurridos desde 2018, como también los desafíos en diversas áreas, ligándolos a la inclusión de las personas migrantes y refugiadas, al tiempo que establece propuestas de políticas públicas para la construcción de una migración segura, ordenada y regular, con respeto a los derechos humanos. Entre los temas abordados sobresale el estado de la regularidad migratoria. Se reconoce como avance, que entre 2018 y 2021 se otorgaran más de Un millón de Visas Temporales y casi 300 mil Permanencias Definitivas (PD), lo que corresponde a la mitad de los visados otorgados desde 2012. No obstante, también se pone atención a los tiempos de demora de los trámites virtuales debido a que un 49% de las PD solicitadas entre 2018 y 2021 aún están pendientes.

Respecto del acceso a visas y al otorgamiento de refugio, Pablo Roessler, jefe de Estudios de SJM, explica que “a febrero de este año, solamente se han otorgado el 14% de las Visas de Responsabilidad Democrática (VRD) y menos de un tercio de las Visas de Reunificación Familiar (VRF). Además, persistieron las dificultades en la solicitud y otorgamiento de refugio: si entre 2012 y 2021 de cada 100 solicitudes realizadas, se reconoció a solamente 2,9 personas como refugiadas, en el período 2018-2021 esto fue aún más bajo, llegando a 1,9. Dichas barreras para acceder a permisos de residencia de manera regular, conjugadas con la crisis humanitaria de la región y el contexto de pandemia a nivel mundial, se tradujeron en un incremento sin precedentes de ingresos irregulares notificados por la Policía de Investigaciones, los que en 2017 eran 2.905 y en 2021 se elevaron al menos a 56.586. El estudio revela además que la presencia militar en frontera, y las expulsiones colectivas realizadas en 2021, no cumplieron el objetivo de disminuir los ingresos irregulares”.

En cuanto a la asociación entre migración, trabajo y economía, el estudio del SJM, no observó un aumento claro del desempleo de la población chilena en períodos de mayor aumento migratorio, ni a nivel de Región Metropolitana, ni en el Norte Grande (en adelante NG, compuesto por las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta), siendo los mayores incrementos de desocupación laboral asociados con la pandemia. Asimismo, son similares las tasas de ocupación informal en chilenos y migrantes a nivel nacional siendo de un 27% y 26% respectivamente en el trimestre enero-marzo 2022, lo que sin embargo varía por territorio, llegando en el NG a un 42% de tasa de ocupación informal en ocupados/as migrantes, lo que es de solamente un 23% en los locales de dicha macrozona.

En materia de convivencia entre chilenos y extranjeros, por su parte, las mermas en materia de regularidad migratoria ocurridas desde 2018, van de la mano con un aumento de la percepción de existencia de “un gran conflicto entre chilenos y migrantes”, que pasa de un 48% a un 64% comparando 2019 y 2021 en la población local (con Datos de Encuesta Bicentenario). De hecho, este aumento también se da en las percepciones de los mismos extranjeros. De ese modo nuestra Encuesta Voces Migrantes ya indicaba que, si en 2019 un 31% percibía existencia de “un gran conflicto”, ello aumentó un 56% en 2021, en extranjeros/as con cinco años o más de residencia en Chile y de 26% a 46% en los que llevan menos de ese tiempo. Por otro lado, se revela que las percepciones hacia la migración empeoran en grupos socioeconómicos de menores ingresos y en mujeres.  

“Como señalamos, existieron grandes avances, pero también desafíos aún pendientes de resolver en materia de disminuir los índices de irregularidad migratoria desde 2018 a la actualidad. En esa línea las mermas que existieron, como el aumento sin precedentes de ingresos irregulares, y las consecuencias de ello en el norte de Chile, afectaron la cohesión social entre personas chilenas y migrantes, lo que además se dio en un marco de crisis social y económica desde el inicio de la pandemia” comentó Pablo Roessler.

Los procesos de inclusión también se traducen en el hecho de la participación electoral. En la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales, por ejemplo, sufragó un 46,7% del total del padrón electoral, mientras que la participación de votantes migrantes se estima (con cálculo de votantes probables desde la Encuesta Voces Migrantes) solamente en un tercio en aquellos habilitados para sufragar.

Las propuestas de SJM

Frente a los desafíos encontrados, “como SJM hemos querido proponer un conjunto de medidas para dar respuesta a las personas que migran hacia Chile, protegiendo de forma efectiva sus derechos y generando condiciones en las sociedades receptoras para una buena convivencia y calidad de vida, tanto para migrantes como nacionales. Igualmente, creemos que, junto con responder a las necesidades urgentes, se deben plantear soluciones de largo plazo, respetando en todo momento los derechos humanos y la dignidad de todas las personas, sin excepción”, enfatiza, Waleska Ureta, directora nacional de SJM.

Ureta detalla, diez medidas centrales que apuntan a “crear sistemas de ingreso que garanticen la protección de los Derechos Humanos; regularizar la situación de las personas que ingresan por pasos no habilitados (por medio del procedimiento de refugio o protección complementaria cuando aplique el caso y por medio de procesos de Regularización Extraordinaria); la evaluación individual de las expulsiones; crear una red de servicios de emergencia y referencia de las personas que ingresan al país;  implementar estrategias de intervención comunitaria en las sociedades receptoras; desarrollar mesas y planes de trabajo intersectoriales con la participación de la sociedad civil; incrementar y mejorar la sistematización de los datos públicos sobre migraciones internacionales; promover el intercambio de Información con otros países latinoamericanos; fomentar la cooperación internacional para ordenar y regular los flujos migratorios, y por último trabaja en la prevención de los riesgos asociados a los proceso migratorios, como la trata de personas”.

Revisa aquí completo el encuentro de lanzamiento del Anuario 2022 que contó con la intervenciones e interesantes comentarios de los académicos, Neida Colmenares (Universidad Central); Miguel Yaksic (Universidad Católica de Chile); Rodrigo Vergara (Centro de Estudio Públicos) y Pablo Roessler, Director de Estudios de SJM.

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