El 80,7% de los inmigrantes vio disminuidos sus ingresos; de ellos, el 83,9% son mujeres. En tanto, el 25,2% de ellas abandonó su trabajo para atender a sus hijos y familias.
Los efectos de la pandemia evidencian las condiciones sociales y económicas de la población, una realidad que la comunidad inmigrante también sufre y que, por distintas razones, perjudica más a las mujeres.
El estudio ‘Situación laboral y acceso a beneficios sociales de los inmigrantes’, del Centro Nacional de Estudios Migratorios (Cenem) de la Universidad de Talca y del Instituto Católico Chileno de Migración (Incami), evidenció que en 2020 el 62% de los entrevistados tuvo problemas para obtener beneficios estatales en pandemia. El 65,5% de las personas afectadas son mujeres. Además, el 80,7% vio disminuidos sus ingresos por la emergencia sanitaria; 83,9% de quienes son mujeres. El 25,2% de las entrevistadas debió abandonar su trabajo para atender a sus familiares y debieron permanecer en sus casas.
‘La pandemia (…) no solo ha traído problemas sanitarios, sino también producto de las medidas para su control ha tenido repercusiones sociales, especialmente en el empleo. La tasa de desempleo se ha incrementado significativamente y la de las mujeres más que la de los hombres, llegando en el caso de las mujeres inmigrantes a más de un 14% a fines de 2020. En el caso de los inmigrantes, en general, porque los sectores laborales más afectados con las restricciones de funcionamiento tienen que ver con aquellos en los cuales ellos se desempeñan: servicios en general, gastronomía, construcción. En el caso de las mujeres se agrega, además, la necesidad de quedarse en casa al cuidado de niños, que no están asistiendo al colegio’, explica Medardo Aguirre, director del Cenem.
Si bien el estudio se realizó en la Región Metropolitana, la situación se repite en las regiones donde hay presencia migrante.
‘Cada grupo de personas y cada persona en sí misma es un universo que hay que comprender, y dentro de esa comprensión, discernir cuáles son nuestras posibilidades de apoyarlos para que se integren en la sociedad y en todo este ámbito siempre las mujeres están más desvalidas que el varón’, dice la hermana Ximena Lazcano, de la Pastoral Migrantes de la Diócesis de Rancagua.
Para Lizza Aravena, del Servicio jesuita a Migrantes de Antofagasta, los efectos de la pandemia ‘han golpeado de manera más fuerte y quizás mucho más evidente a las mujeres que a los hombres y con un factor adicional en el caso de las mujeres migrantes, ya que su situación es mucho más precaria hoy día’. Agrega que ‘mayoritariamente, las mujeres migrantes se desarrollan en el ámbito del comercio y este, producto de la pandemia, cerró’. Además, sostiene que disminuyeron las horas de trabajo. ‘Muchas de ellas trabajaban prestando servicios, si tenían una situación migratoria regular. En el caso de quienes no han tenido acceso a sacar sus documentos, su situación aun es más precaria, porque no pueden acceder a un trabajo formal’, recalca Aravena.
Fuente: El Mercurio.