Arantxa y James llegaron hace un año a Chile y viven en un campamento en Antofagasta. Arantxa tiene seis años y viene de Venezuela. James, de 11 años, de Colombia. A los dos la pandemia los pilló lejos de su país. Como la gran mayoría de los niños y niñas, también tuvieron que dejar de ir a escuela y estudiar desde casa, lo que no ha sido fácil. Una de las dificultades ha sido contar con equipo.
Como una forma de apoyar la continuidad educativa a niños y niñas migrantes, UNICEF donó a través del Servicio Jesuita Migrante, 50 Tablets para familias inmigrantes que viven en campamentos de Arica y Antofagasta. Cada Tablet viene con acceso a internet, vía wifi, para que puedan conectarse a sus clases y buscar diferentes contenidos e información para hacer sus tareas y ejercitarse en sus materias favoritas.
Arantxa y James fueron dos de los niños y niñas inmigrantes que recibieron una Tablet que les ha servido para estudiar, pero también para comunicarse con sus profesores y profesoras, con sus compañeros y compañeras, e incluso con sus padres cuando se van al trabajo.
Arantxa nos cuenta cómo ha enfrentado este tiempo. “Voy en prekínder y mis clases van bien, las hago con una Tablet. A pesar de que extraño las clases, a mis amigas y maestra, he usado la Tablet para comunicarme. También, cuando mi mamá se va a trabajar yo le envío una nota para que no se sienta solita”, nos dice Arantxa.
Para James, que va en 5° básico, no ha sido muy distinto. “Extraño a mi profesora Mery de inglés y a mis compañeros. Pero he podido usar la Tablet para escribir y estudiar”. Su materia favorita es matemáticas “así que uso la calculadora de la Tablet. Veo videos en Youtube que me enseñan a hacer ejercicios matemáticos y también a jugar con números”.
Las Tablets se repartieron a familias de campamentos que tenían un limitado acceso a internet, por no contar con dispositivos que permitieran una buena conexión para apoyar la educación a distancia de los niños, niñas y adolescentes.
Nota publicada en web de Unicef Chile.