El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, reabrió esta semana el debate en torno a la situación de las personas migrantes en Chile. En medio de la escasez de mano de obra que enfrenta el sector agrícola, el dirigente gremial planteó la necesidad de avanzar en un proceso de “formalización” de migrantes que ya se encuentran en el país y que cumplen con requisitos como tener antecedentes limpios y vínculos laborales o familiares.
Walker reconoció que hablar de “regularización” puede generar resistencias, especialmente en un contexto electoral, y por eso prefirió hablar de un proceso “serio y acotado de formalización”. “No podemos expulsarlas a todas, es inviable. La única medida realista que tenemos es iniciar un proceso de formalización de gente que le aporta al país”, señaló.
El líder gremial precisó que la propuesta no busca un proceso abierto ni indiscriminado, sino que enfocado en personas que entraron con visa de turista y que han permanecido en Chile trabajando, muchas veces en la agricultura. “Se trataría de un mecanismo responsable, con criterios claros y estrictos, que evite un efecto llamada, pero que permita a estas personas salir de la irregularidad y aportar de manera formal al país”, explicó.
Para Walker, la urgencia de abordar este tema se explica por la realidad del campo chileno, que enfrenta una falta estructural de trabajadores. “La agricultura no puede funcionar sin mano de obra migrante. Hoy miles de personas extranjeras sostienen buena parte de la producción, pero lo hacen sin los papeles necesarios. Eso no es bueno ni para ellos ni para el país”, sostuvo.
El presidente de la SNA también enfatizó que es necesario distinguir entre migrantes que contribuyen al desarrollo del país y aquellos que cometen delitos. “No se trata de abrir la puerta sin control. Estamos hablando de quienes trabajan, tienen familia, quieren salir adelante y cumplen la ley. Para ellos, Chile debería ofrecer un camino de formalización”, afirmó.
Las declaraciones de Walker han generado reacciones en el mundo político y social. Mientras algunos sectores han valorado la apertura a discutir mecanismos de regularización, otros han cuestionado que la propuesta surja principalmente desde las necesidades productivas del sector agrícola. Con todo, el planteamiento volvió a instalar el tema en la agenda y abre una discusión necesaria sobre cómo Chile enfrenta de manera integral y humana los desafíos de la migración.